Desde los tiempos antiguos el perfeccionamiento de la
arquitectura depende del establecimiento de interrelaciones armónicas dentro de
un mismo edificio, las obras que consideramos maestras presentan una cadena de
proporciones afines entre ellas. De entre los diversos sistemas proporcionales
hay uno que ha jugado un papel muy destacado, la Sección Áurea: 1/1,618. Al
encontrarse este número proporcional entre las formas animales y vegetales nos
acerca a la naturaleza... La proporción es lo que puede purificar la
arquitectura con la armonía matemática del pasado y reconciliarla con la
naturaleza.
Una de las operaciones más sencillas que existen para
afrontar el tema de la proporción consiste en dividir un segmento de línea de
la forma asimétrica más simple:
a) Dado el segmento AB, se sitúa sobre BF, perpendicular a
AB, un segmento BD = AB/2, y se une A con D. Con un compás, tomando como centro
D, se obtiene DE = DB. Después tomando como centro A, se traza el arco de
círculo EC, siendo C el punto buscado. La longitud AB se ha dividido en dos
partes iguales de forma que la mayor es a la menor como la suma de las dos es a
la mayor.
AC/CB = AB/AC
a/b = (a + b)/a
Esta proporción, que corresponde a la partición más simple
de una magnitud en dos partes desiguales o partición más lógica, es lo que
Euclides en el libro VI, proposición 30, de los Elementos, plantea como
«dividir una recta dada en extrema y media razón», y define así al inicio del
mismo libro (del 3): «Se dice que una recta está dividida en extrema y media
razón, cuando la totalidad del segmento es al segmento mayor como el segmento
mayor es al menor».
Cuando la totalidad del segmento constituye la unidad, la
longitud del segmento mayor es 0,618 y la del segmento menor es 0,382.
Hay otra manera sencilla de encontrar esta proporción
utilizando regla y compás, y que no parte de la totalidad del segmento sino del
segmento mayor
:b) Dado el segmento AC, construir el cuadrado ACDE, buscar
el punto medio h del lado AC, unir h con D. Con h como centro, trazar desde D,
el arco de círculo que haga intersección con la prolongación de AC, con lo que
se obtiene el punto B. Tenemos que: AC/CB = AB/AC a/b = a + b/a
La relación a/b resultante de la «división de una recta en
media y extrema razón» ha recibido diferentes denominaciones en el transcurso
del tiempo, pero las definitivas le fueron otorgadas en el Renacimiento. Luca
Pacioli la calificó como Divina Proporción en su obra De Divina Proportione,
publicada en Venecia en 1509, en la que justifica tal denominación en base a
las correspondencias que encuentra entre esta proporción y la divinidad misma.
Destaca cinco:
Ella es una y nada más que una y no es posible asignarle
otras especies ni diferencias.
Así como in divinis hay una misma sustancia entre tres
personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, de la misma manera una misma proporción
de esta suerte siempre se encontrará entre tres términos.
Dios, propiamente, no se puede definir ni puede ser
entendido por nosotros con palabras; de igual manera esta proporción no puede
jamás determinarse con número inteligible ni expresarse con cantidad racional
alguna sino que siempre es oculta y secreta y los matemáticos la llaman
irracional.
Así como Dios jamás puede cambiar y es todo en todo, y está
todo en todas partes, esta proporción es siempre la misma e invariable y de
ninguna manera puede cambiarse.
Finalmente, así como Dios confiere al ser la virtud celeste,
por ella a los cuatro elementos y a través de ellos a la naturaleza, esta
proporción da el ser formal, aquí Pacioli cita a Platón y a su diálogo Timeo,
al cielo mismo, atribuyéndole la figura del dodecaedro, sólido compuesto por
doce cartas pentagonales que no es posible formar sin la divina proporción.
Según Pacioli, Leonardo da Vinci fue el ilustrador De Divina
Proportione, y es precisamente a él a quien se atribuye la otra denominación
con que es conocida esta proporción: sectio aure a (sección áurea) de donde provienen
los nombres de Sección de Oro , Golden Section , Goldene Schnitt, Section d'Or
, etc.
La sección áurea, que corresponde a la relación a/b, también
puede ser expresada por el número que de ella resulta, un número irracional
cuyo valor aproximado en fracciones decimales es:
1,61803398875...
o, más simplemente,
1,618 = número de oro
Veamos su construcción gráfica:
AK = AG + GK = √5/2 + 1/2 = √5 +1/2 = 1,618 = Φ
La letra griega Φ fue sugerida por Mark Barr y W. Schooling
en los anexos matemáticos del libro de Theodore Cook The Curves of Life para
nombrar el número de oro, por ser la letra inicial de Fidias. El número de oro
presenta una serie de características que lo convierten en un número realmente
único. Matila Ghyka ha demostrado todas sus propiedades aritméticas y
algebraicas, y afirma que «esta razón aparece como una invariante logística que
procede del cálculo de relaciones y clases del que Peano, Bertrand Russell y
Couturat han demostrado que se puede deducir toda la matemática pura partiendo
del principio de identidad».
La serie Φ es una progresión geométrica cuya razón es Φ con
la siguiente propiedad: un término cualquiera de la serie es igual a la suma de
los dos precedentes:
1, Φ, Φ 1 , Φ 2 , ...Φ n , ...
La principal consecuencia práctica de esta propiedad es que
partiendo de sus términos consecutivos se puede construir la serie ascendente o
descendente de los otros mediante adiciones o sustracciones.
Se trata de una serie multiplicativa y aditiva a la vez, es
decir, participa simultáneamente de la naturaleza de una progresión geométrica
y de otra aritmética.
El cuadrado es especialmente interesante: el número de oro
se eleva al cuadrado sumándole la unidad:
Φ 2 = Φ + 1
Propiedad que resulta notable desde el punto de vista
aritmético:
Φ = 1,618
en lugar de multiplicar:
Φ 2 = 1,618 x 1,618
es suficiente escribir:
Φ 2 = Φ + 1 = 2,618.
Suponiendo desconocido el valor de Φ , éste podría ser
hallado a partir de la igualdad
Φ 2 = Φ + 1
Se trataría de encontrar un número tal que fuese sobrepasado
por su cuadrado en una unidad; dicho de otra manera, consistirá en resolver la
ecuación
x 2 = x + 1
o
x 2 - x - 1 = 0
cuyas raíces son, como hemos visto anteriormente
x = √5 + 1/2 = 1,618
x 1 = √5 - 1/2 = 0,618
Pero es más notable aún desde el punto de vista algebraico,
pues permite convertir las expresiones de Φ en un binomio de primer grado.
Si se divide por Φ la expresión
Φ 2 = Φ + 1
se obtiene
Φ = 1 + 1/ Φ o
1/ Φ = Φ - 1 = 0,618
De lo que se deduce que la elevación al cuadrado del número
de oro le añade la unidad y su inversa se la suprime. Si
Φ 2 = Φ + 1
las potencias sucesivas de Φ se podrán escribir
Φ 3 = Φ 2 + Φ
o
Φ 3 = Φ + 1 + Φ = 2 Φ + 1
con lo que resulta, por tanto, un binomio de primer grado.
Y, para
Φ 4 = Φ 3 + Φ 2
sustituyendo tendremos
Φ 4 = 3 Φ + 2
Y esto se repetirá sucesivamente. Esta propiedad se formula
algebraicamente así:
Φ n = un Φ + u (n-1)
siendo u el término general de la serie de Fibonacci:
Φ = 1 Φ
Φ 2 = 1 Φ +1
Φ 3 = 2 Φ +1
Φ 4 = 3 Φ +2
Φ 5 = 5 Φ + 3
Φ 6 = 8 Φ + 5, etc.
Una construcción geométrica muy sencilla permite representar
sobre una misma línea recta la serie Φ (potencias positivas y negativas):
Tomando como unidad el segmento AB de la recta x, desde el
punto B se traza la perpendicular BC = 1/2 AB; pasando por C se traza la recta
Ay.
Con C como centro y CE como radio se señala el arco BG; con
A como centro y AG como radio trazar el arco GD. Se eleva desde el punto D la
perpendicular DH; con H como centro y HD como radio, se señala el arco OK, y
con A como centro y AK como radio, el arco KE. Se traza la perpendicular EL.
Mediante el mismo método, se traza el arco EM, después el
arco MF y así sucesivamente. Si
AB = 1
resulta que
AD = 1/ Φ ó Φ - 1
AE = Φ - 2
AF = Φ - 3
La construcción de potencias positivas es igualmente
sencilla: con C como centro y CE como radio se traza el arco BO; después, con A
como centro y AO como radio, el arco ON, con lo que se determina el punto N.
Resulta que: AC = √5/2, que CO = 1/2, y que AN = AO = AC + CO = √5+1/2= Φ . Si
se sigue el mismo procedimiento, se pueden trazar sobre el prolongamiento de Ax
las longitudes correspondientes a Φ 2 , Φ 3 , y sucesivas.
Una propiedad característica del número de oro es que,
además de introducir la asimetría, introduce una continuidad al infinito,
facultad de repetirse indefinidamente, lo que le convierte, en palabras de
Matila Ghyka, en «el más interesante de los números algebraicos
inconmensurables».
Esta facultad se demuestra también en las propiedades
geométricas de la sección áurea. Si, siguiendo el esquema inicial de «la
división de una recta en media y extrema razón», trazamos el correspondiente
rectángulo áureo, tendremos:
Un rectángulo en el cual se establecen las relaciones AE/EB
= AB/AE = Φ, y nos encontraremos con un primer ejemplo de recurrencia formal.
Otra propiedad interesante de esta espiral es, que sea cual
fuere la diferencia de longitud entre dos segmentos de la curva, la forma se
mantiene constante; la espiral no tiene punto final, se extenderá
indefinidamente hacia el exterior o el interior, pero permanecerá homotética,
es decir, semejante a sí misma.
Esta propiedad peculiar de la espiral logarítmica, que no
comparte con ninguna otra curva matemática, corresponde al principio biológico
que rige el crecimiento de la concha del molusco: ésta crece a lo largo y a lo
ancho para adaptarse al crecimiento del animal pero permanece siempre
homotética.
Según D'Arcy Thompson, «la existencia de esta relación de
crecimiento constante, de esta forma constante, constituye la esencia de la
espiral equiangular y puede ser considerada como la base de su definición».
Espirales como ésta han existido en la naturaleza desde hace millones de años.
Es posible que éste sea el origen de la seducción que su belleza ejerce a la
mirada humana. Theodore Cook ha estudiado la presencia de la espiral en la
botánica, tanto en lo que se refiere al perfil de una planta o de sus
diferentes partes, como en el análisis matemático de los diagramas de
crecimiento y la disposición de las hojas y los granos; también los ha
estudiado en los organismos animales, en los cuernos de los antílopes y las
cabras... y observa que una progresión geométrica como la serie 0 se puede
considerar como el esquema numérico de las pulsiones radiales de una espiral.
«Toda espiral evoca una ley de crecimiento» afirma Ghyka, viendo en ello la
causa del motivo de la espiral aplicado al arte o como detalle arquitectónico.

Uno de los participantes, Salvatore Caronia (director del
Instituto de Composición Arquitectónica y de Urbanística de la Universidad de
Palermo), escribe las impresiones de este primer congreso internacional
destacando la supervivencia del espíritu de Pitágoras y el rigor del número, al
mismo tiempo que se pregunta: «¿Cómo este grupo selecto de artistas de
exquisita sensibilidad moderna que ha presidido la organización de la Trienal
puede haber pensado en esta Mostra degli Studi delle proporzioni?


Es como si el artista comenzase a tener miedo de su propia
libertad fuera de los límites de la tradición; con el temor de huir de aquella
armonía universal que conforma y rige toda creación del hombre, ya sea
artística o técnica, el artista busca una disciplina cuyas raíces se encuentran
en el número y en la ininterrumpida tradición de estudios en el campo de la
matemática y de la geometría, como han hecho los artistas de todos los siglos
para deducir una guía, implícita o mediata, para su creación».
De hecho, en el congreso estaban representadas tendencias
muy diversas: desde los idealistas convencidos, los estudiosos del tema de las
proporciones, hasta los intransigentes que no sólo negaban cualquier posible
acuerdo entre teoría y arte sino que incluso cuestionaban la eficacia y la
razón de ser del propio congreso. No obstante, se desprendía un resultado claro
de la discusión general: si bien toda obra de arte es autónoma, irrepetible en
su esencia, se pueden reconocer ciertos valores estructurales, como la
presencia de un orden interno que estaría en el origen de esta experiencia que
denominamos belleza.
Por ejemplo, en Le Chahut, considera en primer lugar los dos
ejes AB y CD que dividen la tela simétricamente vertical y horizontalmente; a
continuación, las divisiones según la sección áurea: EF, GH, IJ y KL; las
líneas de los rectángulos secundarios ST, UV, MN, OP; finalmente, las
diagonales GJ, AL, 1L, CH, que dan las inclinaciones de las cabezas de los
bailarines, del movimiento de las piernas, y la dirección del mástil del
contrabajo. Por su parte, M. Marlais ha analizado la relación entre Seurat y
sus compañeros de L'École des Beaux-Arts de París, Aman-Jean y Seon, muy
influencia-dos por Puvis de Chavannes quien, afirma, construía su obra según la
sección áurea. Con su estética y su técnica, Seurat quiso extraer del
impresionismo ciertas conclusiones; éstas no sólo le superaron sino que
contribuyeron a sentar las bases de movimientos posteriores como el Cubismo o
el Purismo.
A principios del siglo XX, un grupo de artistas
reivindicarán clamorosamente la sección áurea. En octubre de 1912 se inaugura
en la Galerie La Boétie de París una exposición que ha sido reconocida como la
principal manifestación y la última de la vanguardia en Francia antes de la I
Guerra Mundial: La Section d'Or éstos se
inclinaban por una reflexión teórica